Bello es lo que brota de la necesidad anímica interior, bello es lo que es interiormente bello.
Estos últimos días de vacaciones releo el libro del maestro que trazó el camino hacia la abstracción del arte, Kandinsky y De lo espiritual en el arte.
Es un libro denso y profundo que navega por aguas jamas antes navegadas. Entiendo que quizás mis alumnos hayan encontrado alguna que otra dificultad a la hora de leerlo, más aun de digerirlo y escribir algo sobre sus impresiones. Aunque el esfuerzo merece la pena, cada uno, hasta donde pueda.
He ido sacando de mi lectura, confieso, rápida y repetida, algunas notas de las cuales mejor pueden impregnar al alumnado en el arte de ilustrar, pues si bien comprendo que nuestro compromiso con la ilustración no es equivalente a la responsabilidad del Arte (con mayúsculas), soy de las que opinan que si existe, o debiera existir, relación entre uno y otro, con todos los respetos por uno y otro, sin duda ambos se enriquecerían.
El libro comienza, toda obra de arte es hija de su tiempo, muchas veces madre de nuestros sentimientos. Con ella Kandinsky sitúa al artista o más bien lo saca de un espacio subjetivo único, haciendole partícipe de aquellas formas culturales que acompañan a cada sociedad y sus significados. Cada obra de arte nace dentro de un contexto histórico y artístico concreto, de tal modo que, será de alguna manera deudor y creador a la vez, de este contexto.
La obra de arte es la expresión del artista nacida de su necesidad interior, la expresión de su época, a través de un estilo, y la expresión misma del arte, aquello que es común a todas las expresiones artísticas del ser humano y que Kandinsky denomina la gran necesidad o semejanza del sentir íntimo, que pueden ser traducido en formas parecidas que resuenen en el espectador de todos los tiempos.
Kandinsky retoma el dicurso de la dualidad inseparable entre forma y contenido, plantenado de nuevo la relación y problema que todo artista debe resolver entre el qué y el cómo. Si bien la forma y el color es el lenguaje del artista (el cómo), su expresión, ésta queda vacia si no la sustenta un significado (el qué) como ocurre en el conocido Arte por el arte donde el arte pierde el alma. Un qué espiritual basado en la comunicación entre el artista y el espectador eterno y un cómo material (composición). El artista que se deje llevar por el éxito se ocupará más del cómo dejando sin pan espiritual al espectador.
Musical, por Kandinsky |
L'Oiseau bleu de M. Maeterlinck. (El país de la memoria). Dir. Stanislavski. Dec. V.E. Egorov. Teatro Artístico de Moscú, 1908. |
Kandinsky hace un recorrido entre los antencedentes del abstracción, en este cambio de rumbo de lo espiritual, transformación profunda de la pintura, como fueron los expresionistas, los simbolistas y más tarde los cubistas.
El dramaturgo y ensayista belga, (principal exponente del teatro simbolista), Maeterlinck utiliza los objetos como significantes simbólicos, retazos de lienzo como montañas y paisaje, lo que llama Kandinsky evocar con significantes. Como cuando despojamos a la palabra, su sonido interno, de su significado por repetición.
Schönberg, compositor, teórico musical y pintor austriaco de origen judío, en el campo de la música, nos introduce en un nuevo terreno donde sus vivencias musicales no son acústicas sino puramente anímicas.
Cezanne, Mattise y Picasso, sentarán las bases en la pintura en este proceso liberalizador de la naturaleza, del objeto representado. Hacia un reflejo del objeto a través de la mano del artista.
Cezanne retoma el color y la forma como protagonistas de su pintura, otorgando alma a sus naturalezas muertas como si recobraran la vida en sus cuadros.
Paul Cézanne. Still Life with Onions. 1895-1900. Oil on canvas. Musée d'Orsay, Paris, France. |
Matisse Impone los medios pictóricos puros como punto de partida. El color, guiado por cualidades personales, es trabajado con supremacía e importancia central.
Armonía en rojo. Henry Matisse 1908. Museo Ermitage, San Petersburgo. |
‘Les Demoiselles d'Avignon’, Pablo Picasso |
-conócete a ti mismo-
Sócrates
Kandinsky diferencia dos efectos que el color tiene sobre el espectador.
-El efecto físico que produce una especial resonancia en el que ve, produciendo sensaciones de alegría, por ejemplo. Un efecto que queda asociado a esas sensaciones inequívocamente, adquiriendo cualidades a través de la experiencia, como sonidos interiores propios de cada color.
El efecto físico del color se puede valorar a través de la cromoterápia, el color sobre el sistema nervioso, no solo por asociación sino por repercusión física.
-Y un efecto psicológico cuando por asociación, el color queda ligado a significados personales y culturales, o a objetos y formas.
El color se asocia también y además a otros sentidos, por la llamada sinestésia, además de la vista, como al tacto, un color es aterciopelado, pulido o áspero, al oído, siendo chillón, grave, insonoro o agudo, al olfato, fragante, fresco, o al gusto, dulce o ácido.
El color, dice Kandinsky, tiene un fuerza enorme. La armonía y utilización del color se basa en el principio del contacto con el alma humana. Una resonancia de la que es partícipe.
Es importante la relación que crea Kandinsky, también en su pintura, entre pintura y música, la pintura debe avanzar hacia la abstracción mediante el color y la forma, como la música, utilizando de forma única los elementos de su propio lenguaje, no la naturaleza, utiliza los sonidos de la escala musical.
La forma es descrita, tanto en su imitación de la naturaleza o en su expresión más abstracta como la linea o frontera que delimita un espacio o superficie.
La relación inevitable entre color y forma nos lleva a observar los efectos que tiene la forma sobre el color.
Toda forma tiene un contenido interno, la forma es expresión de ese contenido, la armonía formal se debe basar únicamente en el contacto adecuado con el alma humana.
Kandinsky define la composición como el lenguaje intrínseco a la pintura. La composición se expresa de una forma total y en relación de unas formas con otras. Cada uno de los elementos de la composición debe estar supeditado a la expresión interior. Si un elemento puede ser cambiado o sustituido no apoya a esta necesidad interior. Un cuadro es sincero cuando ningún elemento sobra o falta.
Un buen dibujo es aquel que no puede alterarse en absoluto sin que se destruya su vida interior la forma consecuente de un contenido. No son formas casuales sino formas (colores) que surgen de la necesidad interior.
La deformación de las formas, las desarmonías o disonancias es una fuente de infinitas creaciones puramente artísticas en pos de la expresión y la comunicación.
Retoma Kandinsky la sinestesia del color cuando habla de las cualidades térmicas de éste, calor y frio (amarillo y azul) o cualidades de luminosidad, claro y oscuro (blanco y negro) en su capítulo sobre el lenguaje de las formas y los colores. Estas cualidades sinestésicas aportan al color diferentes resonancias en su percepción a nivel físico, pero también psicológico. Que vemos a continuación de forma muy resumida.
Círculo crómatico de Kandinsky |
Cálido/frío. Movimiento de la temperatura del color. Aleja y acerca.
Amarillo: cercanía, vitalidad; el amarillo es terreste, locura, melancolía...
Azul: lejano, profundo, puro, inmaterial y espiritual.
Verde: combinación de las fuerzas del amarillo y el azul expresa quietud, tranquilidad, el verde aburrido, burgués. Cuando predomina el amarillo retoma la vitalidad neutralizada por el azul, entonces es adolescente, vital y propio de la primavera.
Claro/oscuro. Luminosidad y quietud. No colores. Expande o contrae.
Negro: es nada, muerte, sin futuro ni esperanza, preciso y fuerte.
Blanco es silencio, nacimiento, comienzo y esperanza.
Gris: quietud, insonoro e inmóvil. Equivale al verde, pero sin la vitalidad de este, es un no color, sin sonido ni vida.
Rojo: frío (purpúreo) o cálido (anaranjado), espiritual o corpóreo.
Naranja: de la combinación del amarillo y el rojo solo puede expresar vitalidad, fuerza, movimiento, salud y alegría.
Violeta: rojo enfriado, triste, enfermizo.
Las armonías y desarmonías del color están impuestas por los diferentes épocas y sus estilos (significados). Las combinaciones prohibidas o permitidas cambian a lo largo de las años.
Cuadrados y círculos concéntricos de Kandinsky |
Nos movemos en aguas pantanosas al liberarnos de la naturaleza como modelo. Desde la nada, tan solo los elementos pictóricos, el artista comenzará su construcción. Los medios externos son secundarios es su diálogo, la comunicación de ideas y sentimientos.
El artista debe tener algo qué decir porque su deber no es dominar la forma sino adecuarla a su contenido.
La emancipación de la naturaleza y la construcción sobre una base puramente espiritual pone al artística y al espectador ante el abismo. Ambos necesitan de un tiempo para adquirir las herramientas que le permitan resonar ante el reflejo del color y la línea puros.
La libertad del artista debe basarse en la honradez, la libertad puede ir hasta donde alcance la intuición del artista, desde este punto de vista se comprende cuan necesario es el cultivo y el cuidado de la intuición.
Es necesaria la libertad del artista para escoger sus medios, esta libertad no se basa en el azar, sino en su honradez que lo guían hacia esa necesidad interior.
La formación en la sensibilidad artística para poder tener una actitud sensible a la obra de arte es un largo camino para hablar de lo puramente interno. Requiera esfuerzo.
El arte no es una creación inutil de objetos, sirve al desarrollo y sensibilizacion del alma humana. el arte es el lenguaje que habla al alma de las cosas que son para ella, el pan cotidiano, que solo puede recibir de esa forma.
El arte es el alimento espiritual para el ser humano, que en ningún otro sitio pueda encontrar, sus medios deben servir para elaborar este alimento.
Extraigo estas citas fundamentales con el que termina Kandinsky arrojando luz sobre un camino que se abre en el siglo XX.
El artista se debe educar y ahondar en su propia alma, cuidarla desarrollarla para que su talento externo tenga algo que vestir y no sea como un guante perdido de una mano desconocida, un simulacro de mano, sin sentido y vacio.
La responsabilidad del artísta para Kandinsky son:
- la de restituir el talento que le ha sido dado.
- sus actos, pensamientos y sentimientos , como los de todos los hombres, forma la atmosfera espritual que aclara o envenena,
- sus actos, pensamientos y sentimientos son el material de sus creaciones que contribuyen a su vez su atmósfera espiritual.
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ResponderEliminarMuy didáctico y útil para intentar entrar en la obra de Kandinsky. :)
ResponderEliminarNo sabía nada de Kandinsky, pero en el Museo Metropolitano de Nueva York vi un cuadro de él que me encantó, copia del cual tengo enmarcado donde vivo. Luego leyendo un libro sobre el misticismo, aprendí más de él, y heme aquí leyendo este artículo que ha agregado algo a mi deseo de conocerlo mejor como artista y como místico. Gracias.
ResponderEliminarKandinsky para mi ha sido mi inspiracion, mi maestro, lo leo y lo re leo una y mil veces y siempre descubro algo, es unico es um genio, es mi formula para desarrollarme como artista
ResponderEliminar¿en donde podría encontrar, el libro de Kandinsky, de lo espiritual en el arte, paidos estética 24?
ResponderEliminarQuisiera me ayudaran analizar estas frases: “Toda obra de arte es hija de su tiempo. Cada época es una civilización, donde se crea un arte que le es propio y que jamás puede repetirse. Intentar revivir los principios del arte del pasado sólo puede conducir a la producción de obras nacidas muertas”
ResponderEliminarMe encanto el artículo, gracias... son fan de Kandinsky!
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