DIBUJO A LÁPIZ Y EL PSICOANÁLISIS

Algunas consideraciones respecto del dibujo a lápiz y el psicoanálisis  de Claudia Demichelis

El deseo es el deseo del Otro y es por eso que nos construimos en base a lo que nos sujeta a la cadena significante. El arte es una manera de expresar aquello que deseamos, que manifiesta las experiencias y las percepciones individuales y únicas de cada artista. Cuando se realiza una obra, intentamos de manera inconsciente conciliar nuestros deseos con el del Otro y el de los Otros que aparecen plasmados en la sociedad a la que pertenecemos. En la técnica del lápiz negro esto se plasma en el papel por medio de la línea que deja de ser algo simple para transformarse en una marca de la identidad del artista.

Egon Schiele, Dietanzerin

La relación entre arte y psicoanálisis es bastante controvertida. Lo que logra ofrecerle el arte al psicoanálisis es la promesa de brindarle un espacio para explorar, que se convierte en enigma o dilema, en una fascinación para comprender esa innovación que los artistas han afianzado al crear con su obra un nuevo orden de relación simbólica con el mundo, señalando una época con su estética. El arte puede transfigurar un artificio y como forma de expresión produce un acontecimiento en el cual demuestra efectivamente verdades y deseos. Cuando uno dibuja una simple línea, no se trata solo de eso, sino que deja de ser una línea para transformarse en otra cosa. Es en ese momento que el artista pretenderá dibujar la veracidad para así producir una nueva juntura con el acto de crear algo que no haya preexistido, poniendo en práctica sus deseos y sus fantasmas que habitan en su ser, fundando así algo propio utilizando una técnica que tendrá un carácter especial para él. Ese cuerpo que aparece en los dibujos no es real, sino imaginario. Es un cuerpo surtido no sólo de sensaciones, sino de deseos inconscientes, carencias, fantasmas, afectado con otros cuerpos, en síntesis: la conexión entre personas, pilar para la relación con los otros. Por eso tomo el dibujo de la figura humana y/o el desnudo, como una manera de comenzar a realizar esa línea con bordes, que no será una simple marca. La experiencia de hacer una figura esta implicada en el acontecimiento de dibujar y la estética que se logre crear esta íntimamente ligada al artista en cuestión. Mirando una obra nos encontramos con la creación artística. Esa energía transformada en materia que funda el trazo y obtiene en la expresión, esa marca inextinguible, ese rasgo a través del cual surge la propia subjetividad del artista que no será una simple marca, será esa marca inédita. Es entonces, que al encontrarnos con una obra nos tropezamos con una identidad en donde el artista busca aquello que es secreto para él mismo. En el dibujo a lápiz se representa: en el juego de luz y opacidad, en la línea suave y la línea fuerte, en la línea que marca límites y la que no y en todas las variantes que se expresan cuando se efectúa un dibujo con la única ayuda del lápiz negro y su relación con el papel.

El dibujo de figura efectuado con la técnica del lápiz, técnica que utilizo al realizar mis dibujos, es el estilo en donde las líneas simples son las protagónicas. La línea permite infinita variedad o puede ser notablemente monótona y se diferencia del contorno. El contorno es necesario para poder obtener el efecto de la forma sólida, es un borde. Un borde bien definido.
Si tomamos un lápiz y lo balanceamos sobre el papel y después lo apoyamos, estaríamos realizando una línea libre, una línea rítmica. Tomando el lápiz entre los dedos pulgar e índice y dibujando suavemente estaremos haciendo una línea variable. Si decidimos dibujar una línea recta y luego trazar otra paralela estaremos haciendo una línea estudiada. Saber que la línea posee por sí sola tantas variantes que permite trabajar con ella el resto de nuestros días, es lo que lleva a dibujar, nos lleva al comprender que en el dibujo, la línea deja de ser una simple marca en el papel.

La variedad de una línea o su monotonía tendrá que ver con el artista.
Al realizar un dibujo esta puesto en juego el capturar aquel objeto que se bosqueja, sin lograrlo. Por eso la realización de los detalles en el dibujo, junto con la luz que interviene, son elementos sumamente importantes, porque permiten que la obra manifieste su singularidad. Es en los espacios en blanco que se dejan, en las opacidades que aparecen sombreadas y las líneas y sus variantes, que la obra se realiza. El espectador queda atrapado, no solo por el dibujo, sino por la técnica y sus matices de luces y sombras.

Es en el simple hecho de transformar esa línea en un cuerpo desnudo, bajo una piel que aparece en el papel a modo de borde, que veremos como se reconcilia algo de la cultura ancestral de la prohibición a contra punto de la cultura moderna que se muestra más sin piel y por ende sin ley, transgrediendo los bordes. Por eso al dibujar, el artista en ese mismo momento esta atravesado por el Otro que aparece afectando al yo, en un conflicto de tipo cultural o social el cual encuentra una respuesta a modo de un símbolo que concentra lo pulsional con el significante del Otro.
Intentando aunar la imagen queda enlazado por ese símbolo, porque es imposible integrar el objeto en su totalidad y en este intento en el que queda entrelazado se produce el encuentro entre ambos inconscientes, el del artista que devela algún secreto, ya que no sabe lo que realiza y el del que mira la obra, que esta invitado a conocer algo que impera, que cautiva a su propio inconsciente. Es como vislumbrar el mundo de los sueños de alguien, amparándose ambos en ese enlace subjetivo, que si el observador logra despojarse de sus prejuicios, es un viaje único y válido para los dos. Porque al contemplar el significante ofrecido por el artista, se adquiere algo innovador y así es que ambos se enriquecen mutuamente.

El encuentro con la obra, acontece cuando el yo se eclipsa para dar lugar a esa producción inedita que es el dibujo terminado, que debe generar que nos traslademos a otra parte, que nos alejemos de nuestro cotidiano a través de cada línea, de cada sombreado logrado, por medio de cada trazo realizado, que es la manera, por la cual se debe poder plasmar en la hoja esa producción. Algo debe suceder, algo debe poder caer para que la obra nos llegue realizándose una experiencia inquietante, dejándonos llevar hacia el encuentro entre el artista y el espectador, para así abrigarse mutuamente.
Entonces el artesano interroga, mostrando algo que no se requirió. Cuando el artista realiza una obra no se sabe que interpretará algún otro y tampoco se sabe que inventará en esa obra el propio deseo inconsciente del que la realiza. Este también es un indicio de aquel momento en que ambos inconscientes se enlazan, el del artífice y el del espectador que disfruta la obra de arte, de igual forma que si se lograra conectarse a la historia del artista, porque el significante es personal de cada artista. Ser artista es un modo de ser, un estilo de vida, una percepción del mundo que se asienta en su propia creación, siendo inigualable en cada línea.

Vía elsigma

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